Fue
secuestrado en una escuela secundaria donde trabajaba en ese momento, porque,
además de ser un poeta insobornable, tuvo que hacer de todo para vivir: fue feriante, armador de sus propios
libros, pintor de brocha gorda, lomero, músico.
En una suerte de carnet de presentación
define contundentemente “tengo conciencia de clase. Rechazo ser travesti
del sistema” -¿Qué sistema?- “la podrida máquina social que hace que
un hombre deje de ser hombre, obligándole a tener un despertador en el culo, un
infarto en el cuore, una boleta de prode en la cabeza y un candado en la
boca”.
De su obra se destacan “Oficio
desesperado”, “De tango y lo demás”. “El último tranvía” “Literatura de la
pelota”, “Uno más uno humanidad”, “Las cosas claras”.
Trabajo para varias publicaciones de Argentina, Guatemala, España y México.
Secuestrado en junio de 1977.
